de la FuenteCentro IDEAS
La
agricultura de la revolución verde y su evolución con la agricultura
transgénica, constituyen un paquete que debe asumirse "completo". Ello
significa fertilizantes y pesticidas, semillas y tractores, todo "el paquete tecnológico" en manos de una pocas empresas transnacionales. Y no solo implica "el paquete tecnológico", también
viene con gran cantidad de nitratos en los alimentos (15 a 20 veces más
que en la agricultura ecológica) lo que propicia incremento en el
índice de cáncer; a su vez, gran cantidad de residuos de pesticidas /
herbicidas (mil veces más cantidad de toxina Bt / glifosato tóxico
incluido en 80% de alimentos transgénicos) afectando la salud de la
población. De seguro argumentarán que existe mejora económica, pero los estudios (que a los pro-transgénicos
le encantan) indican que se da al inicio y luego se genera la
dependencia tecnológica y la pérdida económica (ver caso de China con su
algodón Bt con mejores ingresos los tres primeros años y luego 10%
menos de ingreso que el algodón convencional al séptimo año). El
"paquete ecológico" es totalmente opuesto. A los tres elementos (NPK)
que proponen los de la revolución verde, se suman como mínimo 40
microelementos que nos brindarán nutrición completa, sin peligros de
intoxicación por exceso de nitratos, ni presencia de pesticidas ni
herbicidas (glifosato); y, por el contrario, con mayor carga de
elementos nutritivos (más minerales, vitaminas, antioxidantes), con
mejora permanente de la calidad de las tierras de cultivo (en la
perspectiva del uso de las generaciones futuras), con creciente
equilibrio natural de insectos, con demanda y valoración de los
consumidores más avanzados en Perú y en el exterior. Asimismo, con
articulación creciente con nuestro boom gastronómico, el turismo
vivencial,... por mencionar algunas iniciativas generales. No
necesitamos semillas transgénicas, pues producen menos, como todos ya
sabemos, son dependientes de los agroquímicos (después de unos años las
semillas Bt también requieren pesticidas para otras plagas), ningún
consumidor las quiere comprar, ningún cocinero las quiere como
ingrediente,.... Se trata en resumen, de dos sistemas antagónicos porque
parten de dos visiones con filosofía de vida divergentes, pretender
juntarlos es una jugarreta de los perdedores.
Fernando Alvarado de la FuenteCentro IDEAS / Mercado Saludable de La Molina.
adjunto archivos
Tabaco
y transgénicos (con "T" de
trampa)
Silvia Wú Guin
Fernando Alvarado de la Fuente
20 julio 2008
El jueves 10
de julio, el diario El Comercio, en su sección A, página 5 'Opinión', publicó
uno al costado del otro, los artículos de Ernesto Bustamante y Jorge Caillaux,
en posición diametralmente opuesta, sobre la promoción de transgénicos en el
Perú.
En la esquina
pro transgénica, Ernesto Bustamante alegaba con inocencia “no se sabe si causen
daño”, “hasta hoy no se ha demostrado ningún daño a la salud, ambiente o
biodiversidad”.
Con ello
pareciera alegar 'somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario'. Por lo
que, bien, démonos la tarea de indagar qué tan inocente es el nacimiento de los
OGM y qué tan intachables los progenitores como para tan apasionados alegatos a
favor.
Afortunadamente,
existen decenas de registros históricos. En esta primera entrega tomaremos uno
sólo, que se remonta a los años 40 y 50, cuando se aseguraba que el tabaco NO
era dañino a la salud.
J. Sauret
Valet, del Departamento de Neumología del Hospital de la
Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, en su
artículo “Las batallas históricas perdidas en la lucha contra el tabaquismo”
nos ilustra cómo hasta los años 50 no se tomaban medidas contra el tabaco
porque “para hacer patentes a los
consumidores y a las autoridades responsables de las políticas sanitarias de
los peligrosos efectos tóxicos del tabaco, era preciso conseguir argumentos
científicos irrefutables”.
El mérito de
la demostración epidemiológica del incremento en el riesgo de padecer cáncer de
pulmón que tienen los fumadores, corresponde a los estudios realizados entre
1939 y 1943 por los alemanes F. H. Muller, E. Schaires y E. Schoniger. En los
años 50 se reconfirman y se difunden ampliamente gracias a los estudios de los
británicos R. Doll y B. Hill.
No fue sino
hasta 1962 que se comienzan a tomar medidas a nivel gubernamental (dos décadas
perdidas). Ese año el gobierno de Estados Unidos eligió un grupo de diez
científicos para que analizaran las pruebas que se disponían. Sus conclusiones
quedaron incluidas en el informe general sobre sanidad de 1964, donde se
afirmaba que “fumar es un riesgo para la
salud de suficiente importancia como para justificar la necesidad de acciones
apropiadas para remediarlo”.
La primera
medida que se tomó fue incluir en 1964 una advertencia en las cajetillas. Esta
advertencia se reforzó en 1969 hasta quedar así “Las Autoridades Sanitarias advierten que el tabaco perjudica seriamente
la salud”. Desde 1971 se prohibió todo tipo de publicidad de cigarrillos en
radio y televisión. En las décadas de 1970 y 1980 varias ciudades y estados
aprobaron leyes que exigían espacios reservados para no fumadores en los
lugares públicos y en el trabajo.
En febrero de
1990 una ley federal prohibió fumar en todos los vuelos nacionales cuya
duración fuera inferior a seis horas. En Europa la situación ha sido similar
incluyendo en las cajetillas la advertencia de que fumar es perjudicial para la
salud, prohibiendo fumar en vuelos y lugares públicos, y, regulando la
publicidad.
Recientemente,
en mayo de 2003, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó el primer tratado mundial
contra el tabaco, que tiene como objetivo reducir la mortalidad y las
enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco en todo el mundo.
Las evidencias ya se conocían de mucho
antes...
Pero las
evidencias del daño del tabaco venia de mucho antes.
En 1911,
Manuel Serrano Piqueras en su tesis doctoral 'El tabaco y el organismo'
comprueba el grave daño del tabaco. En 1857, el cirujano de Edimburgo, John
Lizars, describió la elevada incidencia de cáncer a la lengua en fumadores.
Pero ya en
años como 1634, Francisco de Leyva y Aguilar alertó sobre 12 efectos
perjudiciales del uso del tabaco (incluida la de escupir sangre). En 1628,
Pedro López de León encontró en autopsias a cadáveres de fumadores "vísceras negras como el hollín".
Hasta la
década de 1940 el fumar se consideraba algo inofensivo, pero las
investigaciones clínicas y de laboratorio han demostrado desde entonces que el
consumo de tabaco representa un riesgo para la salud. El humo del tabaco
contiene más de 4 mil sustancias, algunas de las cuales son tóxicas y al menos
60 se sabe o se sospecha que son carcinógenas. La nicotina, el principio activo
del tabaco, es tóxica y altamente adictiva. En los países industrializados, el
tabaquismo se ha convertido en la primera causa de mortalidad evitable.
Haciendo tiempo para seguir teniendo
ganancias
Los
directivos de las tabacaleras se reunieron en un hotel de Nueva York en 1953 y
diseñaron una estrategia para engañar al público ocultando el daño y la
adicción producidas por la nicotina.
La
conspiración se inició en la gran sala del Hotel Plaza, cerca del Parque
Central en Nueva York, el 15 de diciembre de 1953. Según explica el
corresponsal de la BBC
en EEUU, Stephen Evans, no hay duda de que dicha reunión entre los directivos
de las principales tabacaleras se llevó a cabo y que allí se discutió el estado
de la industria, incluyendo la investigación científica de los efectos del
cigarrillo sobre la salud.
Lo que las
autoridades demostraron es que en esa ocasión se llegó a un acuerdo para
presentar una estrategia unificada que negara los efectos dañinos del tabaco,
lo cual evidencia que se cometió un fraude. Y además, la parte acusadora
consideró que en ese momento, se contaba con suficiente información que
demostraba que el tabaco era adictivo y dañino.
A pesar de la
evidencia científica, las tabacaleras elaboraron un esquema "para
preservar e incrementar las ganancias de la industria maximizando el número de
fumadores". Si bien la actitud de las tabacaleras ha cambiado en los
últimos años y ahora admiten que el cigarrillo es nocivo para la salud, las
mismas compañías sostienen que los argumentos brindados en el pasado que
señalaban que el fumar no era perjudicial, fueron presentados en buena fe.
El proceso
civil contra las tabacaleras por una suma de US$280 mil millones se realizó del
21 de setiembre de 2004 al 18 de agosto 2006, en un tribunal federal de
Washington, y entre las empresas acusadas se encuentran Altria Group y su
unidad Philip Morris USA, Lorillard Tobacco de Loews, Carolina Group, Liggett
Group de Vector Group, R.J. Reynolds Tobacco de Reynolds American y British
American Tobacco, una filial de British American Tobacco Investments.
Las
tabacaleras fueron consideradas culpables de todos los cargos. La Juez de distrito
estadounidense Gladys Kessler dijo que las compañías habían violado la ley,
pero que no podían ser obligadas a financiar una multimillonaria campaña
antitabaco, como había pedido el gobierno.
"Fumar cigarrillos causa enfermedades,
sufrimiento y la muerte. Pese a que internamente reconocían este hecho, los
acusados públicamente han negado, distorsionado y minimizado durante décadas el
peligro de fumar", dijo en su fallo de 1.653 páginas. Kessler dijo que
las compañías habían retenido investigaciones, destruido documentos y
manipulado niveles de nicotina para perpetuar la adicción.
Lo real es
que el poder de las grandes tabacaleras demoraron las decisiones políticas y
sanitarias contra el tabaco. Suman varios los estudios e investigaciones que
financiaron a doctores mercenarios para inducir la opinión pública y
autoridades a decir que "no se sabe
si causen daño”. Es así que la verdad tomó muchos años para imponerse.
El sentido
común nos indica que los esfuerzos de las empresas tabacaleras fue de ganar
tiempo con el argumento de la inocencia e inocuidad del tabaco para seguir
manteniendo ganancias.
Según la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), el tabaco es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte
prematura en el mundo. Fumar mata cinco millones al año. Está directamente
relacionado con la aparición de 29 enfermedades (de las cuales 10 son
diferentes tipos de cáncer) y es causa de un número significativo de las
muertes por cáncer de pulmón y de más del 50% de las enfermedades
cardiovasculares.
¿Ya encontró
similitud en el debate con los transgénicos? Estudios independientes demuestran
claras evidencias de peligro para la salud humana, el ambiente y la
biodiversidad. Los estudios patrocinados por Monsanto, principal productora de
transgénicos, “argumentan" y pretenden demostrar que no hacen daño alguno.
La FDA (Food and Drug
Administration, Administración de Alimentos y Fármacos, por sus siglas en
inglés) es la agencia gubernamental de los Estados Unidos responsable de la
regulación de los transgénicos, y siendo una entidad estatal, le pide a la
propia Monsanto que elabore los estudios sobre sus hijos -los transgénicos-. Es
decir Monsanto es juez y parte.
Según los
antecedentes históricos ¿Considera que será neutral en sus apreciaciones? ¿A
quién debiéramos creerle? ¿la historia nos sirve de algo?