martes, 2 de diciembre de 2014

Alcaldesa urge desmantelar “perversa ideología del éxito a partir del consumo contaminante”

- Destacó como ejemplo a pueblos indígenas que son “capaces de existir sin destruir”.
Servindi, 2 de diciembre, 2014.- “Es urgente desmantelar la perversa ideología del éxito a partir del consumo contaminante como sinónimo de llevar una buena vida” manifestó la alcaldesa de Lima Susana Villarán durante la inauguración del cónclave climático mundial COP 20, inaugurada el lunes 1 de diciembre en la capital de Perú.
“Hay muchos ejemplos de civilizaciones capaces de existir sin destruir. En el Perú, el pueblo Awajún, pueblo indígena del Norte amazónico, otorga personalidad al planeta a través de los conceptos del Nugkui, Etsa, y Tsuqki, que se traducen como el espíritu de la tierra, el espíritu del bosque y el espíritu del agua” precisó.
La autoridad municipal señaló que en el Perú una de los problemas centrales es el más de un millón 750 mil hectáreas de bosques deforestados por agricultura migratoria, fundamentalmente, en la última década.
Asimismo, admitió que las ciudades son emisoras significativas de los gases de efecto invernadero y sus habitantes, especialmente los más pobres, sufren las consecuencias cuando se carece de políticas de mitigación y adaptación, incluida la gestión de riesgo de desastres.
Susana Villarán también inaugurará el 8 de diciembre la Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático, espacio alternativo de los pueblos indígenas y la sociedad civil, que tendrá como lugar principal el Parque de la Exposición.
A continuación el texto completo de las declaraciones de Susana Villarán de la Puente:

Palabras de la alcaldes Susana Villarán en la inauguración de la COP 20

Lima, 1° de diciembre de 2014
Bienvenidos y bienvenidas a Lima, ciudad milenaria, ciudad de todas las culturas. Hoy estamos aquí hombres y mujeres de todos los estados del mundo. Serán días intensos de negociación del borrador que se aprobará en París, en un año. El estudio de la IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) es contundente respecto a las tendencias del cambio climático: entre el 2000 y 2010 las emisiones de carbono han sido mayores que en las últimas tres décadas.
Si bien en el país que los recibe el problema central es el más de un millón 750 mil hectáreas de bosques deforestados por agricultura migratoria, fundamentalmente, en la última década, nuestras grandes ciudades son centrales en el tema que hoy nos reúne. Las ciudades son emisoras significativas de los gases de efecto invernadero y sus habitantes, especialmente los más pobres, sufren las consecuencias cuando se carece de políticas de mitigación y adaptación, incluida la gestión de riesgo de desastres.
Es urgente desmantelar la perversa ideología del éxito a partir del consumo contaminante como sinónimo de llevar una buena vida, y pensar como Aristóteles, más bien, en cómo vivir una vida buena. Hay muchos ejemplos de civilizaciones capaces de existir sin destruir. En el Perú, el pueblo Awajún, pueblo indígena del Norte amazónico, otorga personalidad al planeta a través de los conceptos del Nugkui, Etsa, y Tsuqki, que se traducen como el espíritu de la tierra, el espíritu del bosque y el espíritu del agua. Hoy, en San Martin, miles de productores agroforestales asociados en cooperativas exitosas exportan cacao y venden bonos de carbono en el mercado voluntario a empresas transnacionales para que estas obtengan sus sellos Carbono neutral por la siembra de especies forestales nativas. Conexiones profundamente respetuosas de nuestra casa, el planeta.
Desde este espíritu, es necesario refundar el contrato social con compromisos globales y locales. Las ciudades jugamos un rol fundamental en este pacto. Es en las zonas urbanas donde vivirán 75 de cada 100 personas del mundo en el 2035. Nuestra voz, la de los alcaldes del mundo, tiene que ser escuchada en este Foro, y ser partícipes de las decisiones. Ahora, en Lima, y el próximo año en París.
Nuestro compromiso es, en este nuevo contrato por la vida, impulsar un nuevo paradigma de movilidad, ordenar y planificar ciudades sostenibles, cambiar la matriz energética urbana, invertir en infraestructura gris y dura en las ciudades, pero sobre todo en infraestructura ecológica, protegiendo y ampliando el verde urbano. Y como la ciudad es ciudadanía, si la cultura no cambia desde la infancia, desde la comunidad, caminaremos hacia la incertidumbre de la vida en el planeta. No lo permitamos. Las oportunidades no se presentan dos veces. Tomemos la bandera del futuro sostenible con todas nuestras manos. Bienvenidos nuevamente a Lima, a su mar y a su generosa diversidad.

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