Linda Lema Tucker
* Socióloga y escritora peruana.
Entre el 15 y 23 de junio confluyen
en Río de Janeiro concepciones de vida, intereses económicos y diversos propósitos
políticos que concreta un momento de definiciones sobre los paradigmas y las lógicas
dominantes que han de regir el futuro de la humanidad.
Río+20,
sin embargo, aparece en 2012 en un escenario altamente contestatario, con
movimientos sociales en el mundo que rechazan las exigencias arregladas por las
corporaciones transnacionales del poder global. Estos movimientos han puesto al
descubierto que en los dos últimos años las emisiones de dióxido de
carbono alcanzaron su mayor nivel
histórico y que las reuniones de Copenhague (2009), Cancún (2010), Nagoya
(2010) y Durban (2011), fueron solo escenarios en que los países causantes del
calentamiento rehusaron asumir sus responsabilidades y se dedicaron a promover
soluciones falsas como la “economía verde” y “gobernanza ambiental”, lo que pone
de manifiesto que las potencias hegemónicas
no están dispuestas a cambiar su
matriz energética que genera las emisiones atmosféricas y que inciden en el calentamiento global.
Los movimientos sociales del mundo han
lanzado una amplía Convocatoria de la Movilización Mundial
que emana de la Asamblea
de los movimientos sociales del Foro de Porto Alegre. A ella, se ha sumado una
treintena de organizaciones sociales del Perú que han decidido tomar las calles
–como el resto del mundo – éste 5 de junio para expresar la Defensa de la
Vida y la
Madre de Tierra contra la Mercantilización
de la Naturaleza.
En la convocatoria, las distintas organizaciones
peruanas, señalan lo siguiente: “A 40 años de declararse el Día Mundial del
Planeta, a 3 años de la matanza de Bagua,
este 5 de junio, a las seis de la tarde, en la Plaza Francia de Lima, saldrán
a las calles para cuestionar el
régimen de producción y consumo incontrolados y de búsqueda de ganancia sin
límites, que separa y opone al ser
humano de la naturaleza, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el
genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la
ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma.
En este contexto, mientras el
mundo habla del calentamiento global y de cuidar a la Madre Tierra, la empresa Yanacocha ubicada en
Cajamarca, pretende ejecutar el controvertido proyecto minero Conga,
uno de los más grandes del país que busca extraer oro a pesar de que
dicha
actividad demanda la desaparición de fuentes naturales de agua dulce y
su sustitución
por represas y diques artificiales para proveer de agua a las
poblaciones
aledañas. A este conflicto se suma la población de Espinar del Cusco
cuestiona
la minera Xtranta Tintaya por los daños que causa al medio ambiente.
Ante este escenario, una gran mayoría de peruanos sostiene que no
habrá respecto al medio
ambiente si no se logra cambiar el modelo económico neoliberal y esto
podrá ser
alcanzado, si es que la sociedad peruana comienza a ver la lucha por
el
respecto a nuestros recursos naturales como
una demanda legítima y necesaria, peruana y global.
Todo esto me recuerda a los alcances de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y
los Derechos de la Madre
Tierra, realizada el 22 de abril, en Cochabamba cuando dijo: “Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro de la
humanidad está en peligro. De incrementarse el calentamiento global en más de
2º C, (…) existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra
Madre Tierra sean totalmente irreversibles. (…). Entre un 20% y un 30% de las
especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques
serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del
planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los
polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas”
Los movimientos sociales del
mundo se indignan, aprenden y acumulan
experiencias, una de ellas, es la
importancia de articular las expresiones de lucha globales con las locales
frente a la crisis del sistema. Río+20
es un buen momento para rearticular el movimiento global y constituirse en
bloque popular con alternativas capaces de oponerse a la mercantilización de la
naturaleza. Ya que a dos décadas de ocurrida la Conferencia de las
Naciones Unidas, conocida comúnmente como "Cumbre para la Tierra", efectuada en Río
de Janeiro, en 1992, la
Madre Tierra transcurre aún bajo el gobierno de tratados
internacionales que inflingen la vida a
la naturaleza. Por eso Río+20 será una gran movilización global contra el sistema capitalismo en
defensa de la Madre Tierra.
Lima,
27 de mayo de 2010.
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