Por: Cecilia Oré
Por primera vez en la
ciudad de Ica escuchamos sobre una convocatoria abierta para hacer una
intervención artística urbana en la cual todos pueden participar. Esta
apuesta nace desde que se ha creado un importante espacio cultural
alrededor del sonado Café Solei. Es un espacio no sólo para degustar un
buen café y sus ricos acompañamientos sino también para encontrar arte y
cultura en general. Café Solei es un espacio para intelectuales y
artistas en la ciudad de Ica que en los últimos meses han registrado
una intensa actividad apostando por artistas visuales a través de su
pequeña sala de exposiciones y de los poetas y músicos prestando su
espacio para performances o recitales. Ica despierta culturalmente y los
gestores de este evento están abriendo un camino no sólo a la poesía
sino a la anhelada oportunidad para tanto talento escondido que pugna
por ver la luz del sol.
Copio abajo la importante convocatoria.
RUTA
Inicio: 4 p.m. Café Solei - La Angostura
Termino: Ovalo de la Avenida El Médano
¿Caminar por la poesía?, ¿hacer poesía mientras
caminamos?, ¿intervenir las calles con poesía? Acompáñanos este miércoles 24 de
abril a las 4 pm al Camino de la Poesía.
¿Qué es el Camino de la Poesía?
Si las calles normalmente están llenas de
carteles con publicidad, propaganda política y demás ¿por qué no intervenirlas
con mensajes positivos, versos, música?
Es así como iniciaremos una caminata que tendrá
4 estaciones o paradas definidas, para recitar poemas y escuchar a los músicos
de cada estación. En el camino también se irán colgando en los árboles carteles
con frases conocidas o propias
Iniciamos el recorrido en Café Soleil a las 4 de
la tarde. Músicos, poetas, estudiantes, pintores, caminantes, no caminantes,
niños, ancianos, todos unidos por una sola causa: celebrar la poesía, el poder
curador de la palabra. Aquí vale todo: leer poesía, escribir poesía, cantar
poesía, pensar poesía, respirar poesía...
El camino nos une, y en medio de la comparsa
llegamos a la primera estación: la estación Valdelomar.
Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó enla paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.
...nos dice Valdelomar a lo lejos. No estamos
solos, nos acompaña el Conde Plebeyo; seguimos, que aún falta mucho. En el camino
un huarango nos pide un poema, ¿cómo negárselo? Paramos y celebramos su
compañía. Seguimos, llegamos a la segunda estación y a lo lejos vemos
a un niño pensativo, ¡pero si es Vallejo, nos decimos!
¡Hay, hermanos, muchísimo que hacer!
Y su voz retumba en nuestros oídos. Es cierto,
nos queda camino por recorrer aún. La música nos acompaña y la gente sale de
sus casas, al comienzo nos miran extrañados. ¿Quiénes son estos locos?, dirán
algunos, pero al final se unen y movidos por el espíritu de la poesía llegamos
a la siguiente parada:la estación Eguren.
Y había paz en los campos,
y en la mágica luz del cielo santo.
Escuchamos atentos los versos de Eguren, hasta
que de pronto un loco grita poesíiiiiaaaaa y sabemos que
tenemos que partir. En el apuro tomamos otra calle que no es la marcada, pero,
¿quién dijo que perderse no es parte del camino? por ahí alguien dice:
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar". Y vaya que tiene
razón, seguimos los pasos y entonces aparece ante nosotros la última estación,
la estación de Martín Adán.
-Todo estar es de escuela inadvertida:
¿Quién no es maestro a quién, que todo es duda!...
¿Qué instante, cuál, no es toda la Vida?...
-A una ventana asoma el ave huida:
Algún arbusto espera; nada muda;
A enseñarse el Poeta convida...
El sol nos anuncia sutilmente que debemos
aligerar el paso, pero es inevitable voltear y ver todo lo que dejamos detrás:
árboles con poemas, pancartas con hermosas frases, niños recitando poesía,
desconocidos totales que ahora ríen juntos...hasta que de pronto llegamos a la
meta, aunque como diría Michael Frayn:
"el viaje es la meta" o, en este caso, el
camino es la meta en sí.
Subir la duna no es tarea difícil cuando una
fiesta de colores nos espera allá arriba. El sol nos regala toda su luz, y
mientras nos preguntamos por qué no hacemos esto más seguido, alguien toma la
palabra y nos regala un verso, Purumpa lo sigue con su música, los niños
bailan, juegan, ríen con la arena. El sol se despide y sabemos que es hora de
partir.
Hasta otro día, hasta otra canción, hasta otro
verso...
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