El Norte y el Sur vuelven a chocar en Río. Ese es el saldo de los
primeros días de negociaciones infructuosas entre los diplomáticos de
más de 100 países que participan en la cumbre Río+20 e intentan elaborar
un documento único sobre qué hacer con el planeta a la deriva. Hay dos
tesis en pugna. La de implantar una “economía verde” al gusto de Estados
Unidos y Europa, que se desentienden del costo ambiental causado
durante más de un siglo de saquear florestas y mares, una formulación
rechazada por el Sur, que demanda a los países centrales financiar la
devastación causada y advierte que el desarrollo sostenible del medio
ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.
El religioso brasileño Leonardo Boff lleva años reflexionando y
elaborando ensayos sobre ecología desde una perspectiva en la que retoma
los fundamentos de la Teología de la Liberación. Boff, uno de los
intelectuales de referencia de parte de los miles de militantes que ayer
debatían bajo el sol primoroso de Río sobre cómo salvar el planeta,
dinamitó los fundamentos de la “economía verde” durante una entrevista
con Página/12. Para Boff es “frustrante” que la ONU convoque a la
Conferencia Río+20 para abordar a nivel mundial la idea de la economía
verde. “Cuando hablamos de economía verde estamos hablando del último
asalto del capitalismo a la naturaleza, al patrimonio de la humanidad”,
señaló.
“Digo el último asalto porque el primero fue la explotación
convencional de los recursos naturales, deforestando la Amazonia para
que el agronegocio plante sus millones de hectáreas de soja o para que
se derriben los árboles impunemente, ahora entramos en una fase peor que
es convertir a la naturaleza en mercadería, se venden créditos de
carbono, se convierte a la vida en commodities, la vida no puede ir al
mercado.”
El debate sobre la “economía verde” es uno de los tres ejes escogidos
por la ONU para la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20, como
parte de su propuesta de reconfigurar el aparato productivo mundial,
apuntando hacia la reducción de combustibles fósiles y las prácticas
ecológicamente sustentables de las multinacionales.
El economista indio Pavan Sukhdev, del Deutsche Bank, se encuentra en
Río, donde ha reivindicado que la “economía verde engloba cuatro temas:
bienestar, equidad social, riesgos ambientales y escasez ecológica”.
Para Boff ese tipo de argumentos está cargado de una retórica que “en
el fondo solo buscan maximizar el lucro de las empresas…no es más que
pintura verde, se quiere maquillar a un sistema productivo que desde la
Eco ‘92, hace 20 años, ha causado más degradación de la tierra y
profundizado la brecha entre ricos y pobres”.
La suerte de la reunión ambientalista más importante del año se
resolverá entre el jueves y viernes próximos cuando la presidenta Dilma
Rousseff será la anfitriona de los mandatarios que desembarcarán en el
predio ferial Riocentro, situado en Barra da Tijuca, uno de los barrios
más caros de esta ciudad que se prepara para recibir el Mundial de
Fútbol y las Olimpíadas.
En los primeros días de cabildeos en Riocentro uno de los temas
dominantes fue la presencia de Barack Obama en la cumbre, dado que la
Casa Blanca insinuó durante dos meses que no vendrá pero aún falta una
confirmación oficial. “Obama dice que no viene por asuntos internos, por
las elecciones donde busca ser reelegido, pero él no vendría en
realidad porque se comporta como un emperador, es una especie de
emperador negro que sólo se interesa por lo que ocurre en su imperio”,
embiste Leonardo Boff.
“Si él (Obama) percibiera que la degradación de la Amazonia afecta
directamente el clima en California claro que vendría a Río+20, o le
ordenaría a Brasil lo que debe hacer sin sutilezas, o en última
instancia mandaría ocuparla, siguiendo la ideología estadounidense que
les hace pensar que son los guías de la humanidad.”
Para Boff, los países desarrollados se comportan con “mezquindad” ante
la “degradación” del medio ambiente y no advierten que la tierra “puede
estar caminando hacia una catástrofe” ecológica en la que “nadie saldrá
indemne”. Una de sus preocupaciones centrales es el destino de la
Amazonia, la mayor floresta tropical del mundo, objeto de la devastación
del agronegocio brasileño. “No creo que Brasil pueda sentirse muy
orgulloso de la situación que sufre desde hace décadas y hasta la
actualidad; la Amazonia, aquello es el Far West, el Estado no está para
aplicar la ley contra los que la deforestan y para proteger a los que
quieren cuidarla”, dice el teólogo ecologista.
“Amazonia es una tierra sin ley, donde los terratenientes mandan a
matar a los peones y a los miembros de organizaciones campesinas que
defienden la producción en armonía con el medio ambiente, desde que fue
asesinada la hermana (estadounidense) Dorothy Stang en 2005, nada
cambió, se sigue asesinando”, machaca el ex sacerdote.
Ayer Río se mostraba como una ciudad partida. En el oeste carioca
continuaban las actividades oficiales y los encuentros discretos entre
diplomáticos dentro de la cumbre oficial Río+20, mientras en el Aterro
do Flamengo, en el sur de la ciudad, la Cumbre de los Pueblos, convocada
por el Foro Social Mundial, debatía fórmulas para enfrentar el
capitalismo y hacerlo sin dañar el medio ambiente. En esa Babel
alterglobal se mezclaban universitarios de Argentina, Francia y España,
comunidades afrodescendientes de Brasil, indígenas colombianos y
peruanos, y grupos defensores de los derechos humanos que, en un acto
con la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, prometieron realizar un
escrache a un represor esta semana.
Boff ve sin interés lo que pueda ocurrir en la cumbre oficial y se
esperanza con la Cumbre de los Pueblos. “No podemos esperar mucho de lo
que surja en los debates de los líderes mundiales en Río+20, necesitamos
un nuevo relato que en lugar de buscar optimizar el lucro de la
economía verde parta de la vida y de la tierra, que venga de abajo, de
la agricultura familiar, de las comunidades indígenas, de la discusión
de la sociedad.”
(Tomado de Página 12)
No hay comentarios:
Publicar un comentario