Fuente : revistaideele.com
Apareció subtitulado, hace unos días, un documental producido por el programa Frontline y un equipo del New York Times, en el que se relata el cómo Newmont, empresa dueña de Yanacocha, solicitó el apoyo de Vladimiro Montesinos para ser favorecida en un proceso judicial. La investigación también revela que, con el fin de asegurarse el control y la explotación del multimillonario yacimiento aurífero, la poderosa Newmont buscó —y obtuvo— el respaldo del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de la CIA.
Apareció subtitulado, hace unos días, un documental producido por el programa Frontline y un equipo del New York Times, en el que se relata el cómo Newmont, empresa dueña de Yanacocha, solicitó el apoyo de Vladimiro Montesinos para ser favorecida en un proceso judicial. La investigación también revela que, con el fin de asegurarse el control y la explotación del multimillonario yacimiento aurífero, la poderosa Newmont buscó —y obtuvo— el respaldo del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de la CIA.
Jugando sucio
Una pieza clave en esta historia de corrupción y soborno es Lawrence (Larry) Kurlander, el ex número tres de la Newmont Mining Co. Según Kurlander, los directivos de la empresa estadounidense, así como sus socios peruanos de Buenaventura, lo enviaron al Perú para resolver un problema urgente y espinoso: la sociedad que ambas empresas conformaban con la francesa BRGM estaba a punto de colapsar. ¿Por qué? Porque los franceses pretendían vender una importante parte de sus acciones en Yanacocha al principal competidor de Newmont, el australiano Normandy Group.
Una pieza clave en esta historia de corrupción y soborno es Lawrence (Larry) Kurlander, el ex número tres de la Newmont Mining Co. Según Kurlander, los directivos de la empresa estadounidense, así como sus socios peruanos de Buenaventura, lo enviaron al Perú para resolver un problema urgente y espinoso: la sociedad que ambas empresas conformaban con la francesa BRGM estaba a punto de colapsar. ¿Por qué? Porque los franceses pretendían vender una importante parte de sus acciones en Yanacocha al principal competidor de Newmont, el australiano Normandy Group.
Billones de dólares estaban en juego, y el caso llegó hasta la Corte
Suprema. “El gobierno francés se estaba portando de manera inapropiada”,
refiere Kurlander, quien alegó que los directivos de BRGM intentaron
sobornar a varios políticos peruanos para que éstos, a su turno,
presionaran a los vocales supremos.
“De hecho, he visto, con mis propios ojos, una carta que Jacques
Chirac [el entonces presidente de Francia] envió al presidente [Alberto]
Fujimori, pidiéndole que intervenga en el caso”, añade. Entonces, ¿qué
hizo Kurlander ante el foul play francés? Según él, tenía dos opciones:
“dejarse arrollar por el tren” o “pelear”.
Kurlander
afirma, con convicción, que Newmont nunca sobornó, chantajeó ni emitió
pagos indebidos. Pero la investigación demuestra que esta pelea no fue
nada sino sucia. “Lo único que queríamos era nivelar el campo de juego.
Era muy importante para nosotros, aunque sabíamos que ganaríamos el
litigio por nuestros méritos. Pero si había un comportamiento inadecuado
[de parte de los franceses] no ganaríamos”, señala Kurlander.
Fue entonces que Kurlander, un ex procurador y experto negociador,
decidió reunirse secretamente con Montesinos en el SIN, el 26 de febrero
de 1998. Apenas un mes antes, la Corte Suprema había votado 3 a 2 a
favor de BRGM. Sin embargo, se necesitaba el voto de cuatro magistrados
supremos para dictar sentencia.
Amor con amor se paga
En una grabación sonora (el audio “C-72” lleva la inscripción “Sr. Americano-Caso Baruch”), reproducida en parte por Frontline, se puede escuchar el siguiente diálogo entre Montesinos y Kurlander:
En una grabación sonora (el audio “C-72” lleva la inscripción “Sr. Americano-Caso Baruch”), reproducida en parte por Frontline, se puede escuchar el siguiente diálogo entre Montesinos y Kurlander:
—Lawrence Kurlander (L. K.): Tenemos serios
problemas aquí, en el Perú, con nuestra empresa y la minera
Buenaventura. Entonces he pedido el apoyo de algunos de mis amigos, los
cuales pertenecen a una diversidad de comunidades de inteligencia. Lo
necesito, especialmente, porque la otra parte está actuando de una forma
muy rara.
—Vladimiro Montesinos (V. M.) a su intérprete y ex amante, Grace Riggs Brousseau: Dile que estoy perfectamente al tanto del problema que tiene el señor y las personas que representa […] del lío que tiene en el Poder Judicial. […]
—L. K.: Entonces, ahora tiene un amigo de por vida. Quiero un amigo de por vida.
—V. M.: Le agradezco mucho por lo que me acaba de manifestar y bueno, ya tiene un amigo.
—Vladimiro Montesinos (V. M.) a su intérprete y ex amante, Grace Riggs Brousseau: Dile que estoy perfectamente al tanto del problema que tiene el señor y las personas que representa […] del lío que tiene en el Poder Judicial. […]
—L. K.: Entonces, ahora tiene un amigo de por vida. Quiero un amigo de por vida.
—V. M.: Le agradezco mucho por lo que me acaba de manifestar y bueno, ya tiene un amigo.
[…]
—V. M.: Yo le voy a ayudar en la votación,
dile […] Han estado tres a tres, y ha venido Elcira Vásquez y ha votado,
pero está pendiente que salga el voto. Pero yo puedo efectuar alguna
presión sobre eso. Y bueno, quisiera saber sobre las malas artes que
utilizan los franceses.
—L. K.: ¡Oh!
—V. M.: ¡La French Connection!
—L. K.: “¡La French Connection, eso es!
—L. K. y V. M.: [Risas]
—L. K.: ¡Oh!
—V. M.: ¡La French Connection!
—L. K.: “¡La French Connection, eso es!
—L. K. y V. M.: [Risas]
Kurlander dice que no tuvo opción. Que tuvo que reunirse con
Montesinos. Que se arrepiente y que fue terrible. “Fue por la posición
que ocupaba. De él [Montesinos] escuché dos cosas. Primero, que podía
ser terriblemente implacable. Segundo, que era el único en Perú que se
atrevería a frenar a los franceses”, señala Kurlander.
Sin embargo, según reportó el New York Times, Kurlander,
quien ya sabía de las actividades criminales de Montesinos, no llegó con
las manos vacías. Al contrario: le propuso hacer lobby en los Estados Unidos y en el extranjero para silenciar a Baruch Ivcher, quien por ese entonces se encontraba en Washington.
Rompiendo el empate Finalmente, en una de las grabaciones más relevantes incluidas en el documental producido por Frontline se
registra el diálogo entre Montesinos y Jaime Beltrán Quiroga (11:25).
Beltrán fue llamado como séptimo vocal, después de que la jueza Elcira
Vásquez votara a favor de Newmont, llevando el caso a un empate de 3 a
3.
En esta conversación Montesinos insiste en la importancia del voto de
Beltrán, y sostiene que el apoyo de los Estados Unidos es de interés
nacional:
—V. M.: Invoco tu capacidad de comprensión, como peruano […] en algunos casos uno tiene que intervenir directamente.
Poco después, en medio de rumores sobre el pago de comisiones y tráfico de influencias, Beltrán votó a favor de Newmont. Su voto, el cuarto, fue el decisivo.
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