martes, 1 de noviembre de 2011

Una estrategia ambiental en común‏

ENTREVISTA CON LA SUBSECRETARIA DE POLITICA AMBIENTAL DE LA NACION, SILVIA REVORA
La funcionaria sostiene que “el modelo de producción y consumo planetario de despilfarro no tiene futuro”. Y dice que la próxima Cumbre de la Tierra Río+20, en 2012, será una oportunidad para que América latina diseñe políticas en común.
“El agua dulce va a generar conflictos dentro de 20 o 30 años, 
como los provoca ahora el petróleo”, dijo Révora.

Por Carlos Rodríguez


Río+20, la Cumbre de la Tierra que se hará en junio de 2012 en Río de Janeiro, “es una oportunidad para que América latina tenga una estrategia común en materia de ambiente y desarrollo sustentable, porque vivir bien no es consumir. Consumir es despilfarrar y el actual modelo de producción y consumo que se da en el planeta no tiene futuro”. En una entrevista con Página/12, la subsecretaria de Planificación y Política Ambiental de la Nación, Silvia Alicia Révora, aseguró que la reunión que se hará en Brasil será crucial para el futuro de la región. Anticipó que en el encuentro, impulsado por Naciones Unidas, se discutirá acerca de la llamada “economía verde”, que puede significar “un problema serio para nuestros países porque las naciones desarrolladas de Europa, con el apoyo de Estados Unidos, quieren que toda nuestra producción esté ‘certificada’ y si no lo hacemos de acuerdo con sus criterios, no vamos a poder exportar”.
La funcionaria, que hoy participará en la inauguración de la exposición “Derecho al ambiente, Muestra diálogo”, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en la ex ESMA (ver nota aparte), sostuvo que la “economía verde” oculta “trabas arancelarias muy encubiertas que se presentan como medidas en defensa del ambiente”.
–¿Cuál es el eje de la muestra que se inaugura hoy? –El objetivo es instalar el tema de derechos humanos y ambiente. Vamos a plantear qué concepción tenemos sobre lo que es el ambiente. En el imaginario colectivo se piensa en la naturaleza, en la contaminación, en residuos, no en la construcción social, donde el hombre es responsable de la forma en la que utiliza esos recursos. Nosotros buscamos un desarrollo sustentable, pero al que queremos darle un contenido, un desarrollo con equidad social donde la distribución de la riqueza sea el eje fundamental del modelo de desarrollo. Eso significa que haya trabajo, salud pública y educación pública de calidad, cloacas, saneamiento, agua potable.
–Evo Morales dijo que la defensa de la “madre tierra” estaba incluso antes que la defensa de los derechos humanos. Algunos sectores, incluso progresistas, malinterpretaron sus palabras y lo criticaron. –Esto se enmarca en el proceso de integración latinoamericana. Por eso creemos que Río+20 es una oportunidad para que nuestros países tengan una estrategia común. Definir qué entendemos por ambiente, por desarrollo sustentable y el contenido que le queremos dar. Evo tiene la cosmovisión de los pueblos originarios, que siempre tuvieron una relación muy armónica entre el hombre y la naturaleza. Yo creo que esa cosmovisión es sumamente positiva y la tenemos que rescatar. ¿Qué es vivir bien? Es consumir, es despilfarrar. Nosotros cuestionamos el sistema de producción y consumo. Con este sistema que se da en el planeta, no tenemos futuro.
–¿Qué sería, entonces, “vivir bien”? –Vivir bien o el “bien vivir” del que hablan Evo y muchos pensadores latinoamericanos significa una vida digna con necesidades satisfechas, por supuesto, pero no en esta locura consumista que significa pensar que uno es feliz porque consume cada día algo nuevo. Es difícil cuestionar a la sociedad de consumo, pero creemos que tenemos que hacerlo.
–¿Cuál es el proyecto de la subsecretaría respecto de la conservación de los bosques nativos y su biodiversidad? –La Ley de Bosques es una ley pionera en Latinoamérica. Que el Estado pague por los servicios ambientales de los bosques nativos nunca se había dado en Latinoamérica. Ahora estamos en proceso de aprendizaje, tanto las provincias como la Nación. Lo importante es el espíritu de la ley. Los bosques nativos nos brindan servicios que la ciudadanía todavía no conoce ni los aprecia ni los valora. Por eso el año que viene pensamos hacer una campaña muy fuerte respecto de la importancia de los bosques nativos y sobre la necesidad de preservarlos. Tenemos que generar conciencia y recursos. Financiamos planes de manejo de los bosques nativos, pero cuando se tiene un bosque degradado, ir recuperándolo lleva diez, quince, veinte, treinta años. Lo importante es tener la capacidad técnica como para que esos planes vayan dando sus frutos. Y llegar de a poco a la posibilidad de tener más asignación presupuestaria para conservarlos mejor.
–¿Qué está pasando con la aplicación de la Ley de Glaciares? –Creo que es una excelente ley. Ya se reglamentó y se transfirieron los recursos al Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales), que empezó a hacer los inventarios. Lo que hay que tener claro es que las provincias son dueñas de los recursos a partir de la Constitución de 1994. Nosotros, como subsecretaría y como Poder Ejecutivo Nacional, tenemos la obligación de velar por los presupuestos mínimos del ambiente y la ley es un presupuesto mínimo. Como hay muchos intereses en juego, la Ley de Glaciares va a costar un poco más, pero yo creo que vamos a ir abriendo el camino para la protección. El agua es estratégica. El agua dulce va a generar conflictos dentro de 20 o 30 años, como los provoca ahora el petróleo. Por eso, debemos proteger los glaciares y ya hay una demanda social en ese sentido.
–Otro tema en controversia es la minería a cielo abierto. –Hay provincias que han estado siempre muy relegadas y no es lógico que desde la pampa húmeda le neguemos el desarrollo, pero ese desarrollo tiene que ser amigable. De lo contrario, es un desarrollo a muy corto plazo, con un gran impacto ambiental, que luego la misma provincia va a sufrir sus efectos. Va a haber un proceso, en los próximos cuatro años, para que esa minería sea más sustentable. No es sustentable en sí, pero tiene que dar más beneficios a los pobladores locales y a la Nación.
–¿Qué puede pasar en Río+20 con la llamada “economía verde” que quieren imponer los países desarrollados? –Los países centrales, a través de Naciones Unidas, pusieron ese tema, al que visualizan así: nosotros vamos a tener que certificar toda nuestra producción y si no la certificamos, de acuerdo con sus criterios, no vamos a poder exportar. Estas son trabas arancelarias muy encubiertas y como las presentan como defendiendo el ambiente, un tema que tiene buena prensa, la cuestión es bastante distorsiva. Ellos devastaron su continente, Europa está devastada, pero ahora, en acuerdo con Estados Unidos, quieren frenar a los países emergentes con los temas ambientales.

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