Por: Juan Carlos Flórez Granda (*)
Bomberos, Batalla de San Juan
Hoy se celebra un año más de la Batalla de San Juan ocurrida el 13 de enero de 1881. Hace 130 años cerca de 18,000 peruanos de toda condición social dieron de sí en la primera línea para defender Lima de la inminente invasión chilena a la capital. En ésta se dieron muchas pruebas de heroísmo, unas con esfuerzo sobrehumano y otras con la vida, donde la sangre, mudo testigo de estas proezas, se mezcló con la tierra que pisamos frecuentemente cuando nos dirigimos hacia San Juan y Villa o visitamos el Morro Solar, hoy totalmente abandonado. Acerca de este último debemos hacer un “mea culpa” sobre la defensa de esta área de terreno donde varias instituciones particulares hemos contribuido con nuestro granito de arena para mantenerlo intangible por razones históricas, recibiendo el eco de autoridades del gobierno central.
Por un lado, se ha logrado detener el proceso de construcción (podríamos denominarlo “legal” para fines de este artículo), pero no nos damos cuenta de las constantes construcciones ilegales que están minando toda la pared externa del Morro con la venia silenciosa de la autoridad municipal.
Es lamentable ver cómo, poco a poco, lo que antes era un cerro y arenal, hoy es un cúmulo de casas de material precario que van expandiéndose hacia las alturas del Morro y que va borrando todo vestigio de la pasada guerra. Por ejemplo, del zigzag construido hacia el lado Este (todo el brazo de Marcavilca), que servía para subir material de artillería y personal, hoy solo queda un pequeño tramo en la parte superior. Por la subida principal, asfaltada, que lleva hacia el abandonado monumento al soldado peruano podemos apreciar que solo falta techar un tramo de la subida para que las viviendas sigan poblando cerro arriba. Por último, donde quedaba la antigua batería provisional (cerro Calavera) y mira hacia el hoy Estadio Municipal, las construcciones ilegales han poblado toda el área utilizando las bases de las antiguas plataformas como zona de mezcla de cemento. Por cierto, caminar o recorrer esas zonas se ha vuelto cada vez más peligrosas porque los pobladores ahora lo reclaman como propiedad suya si uno se atreve a acercarse. Ni hablar de los monumentos que solo lucen decentemente lo poco que les queda cada 13 de enero, cuando se realiza la ceremonia oficial.
Lo irónico del caso es que estas invasiones, fuera de estar lotizadas, cuentan ya con alumbrado eléctrico y estimo pasarán unos 5 años más para que el complejo del Morro Solar se convierta en un cúmulo más de cerros poblados.
Es entendible que la necesidad social (no lo llamo problema), de buscar un terreno para poder vivir es un tema que compete las autoridades pero estos deben de salvaguardar también los intereses patrimoniales de toda la sociedad. Es un tema en el que no podemos voltear la mirada y la Municipalidad de Chorrillos debería tomar un rol más activo, quizás cercando el perímetro para evitar futuras invasiones como lo hizo con los pantanos de Villa o planteando otra alternativa más viable en defensa del patrimonio y también de la seguridad de los pobladores, puesto que al ser el Morro una formación rocosa y estando las viviendas bajo estas, no tardará como ocurre en un país como el nuestro, un sismo de regular intensidad y se desate una tragedia de mayor envergadura, producto de la mala planificación, indiferencia o como se le quiera llamar.
Hablando figurativamente, se ha ganado una batalla evitando la construcción de viviendas en la zona de La Chira-Herradura pero por otro lado estamos perdiendo, de lejos, por la actitud silenciosa de las autoridades que permiten la población ilegal de un territorio que pertenece a la memoria histórica del Perú.
Habría que preguntar, si se pudiera, a los miles que murieron en 1881 y si nos remontáramos unos siglos atrás, a los pobladores de la cultura Lima, si alguna vez pensaron siquiera poblar una zona sagrada donde enterraban a sus muertos.
El Morro Solar fue, el 13 de enero de 1881, el último bastión de la defensa de Lima en Chorrillos. Hoy es el último bastión de la memoria histórica de esa época. Estamos todavía a tiempo para corregir errores, para dar sentido a los defensores del pasado. Si no hacemos nada llegará un día, así como ocurrió con los campos de San Juan, que el Morro Solar desaparecerá de la memoria histórica peruana para pasar a ser un promontorio habitado más de tierra y arena que adorna nuestra ciudad.
(*)Investigador de la Guerra del Pacífico. Director de la Sociedad de Estudios Históricos Coronel Arnaldo Panizo.
Fuente: Voltairenet.org
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