La comisión designada por Obama avisa de que un accidente así puede ocurrir otra vez
ANNA GRAU / CORRESPONSAL EN NUEVA YORK
Día 07/01/2011
El origen. El 20 de abril, la explosión de la Deepwater Horizon teñía de negro las aguas del golfo de México, originando así el mayor vertido de crudo de la historia.
La tragedia. Once trabajadores perdieron la vida en la explosión. Se vertieron 4,9 millones de barriles de crudo a las aguas del golfo de México.
Contaminación. Cerca de 944 kilómetros del litoral estadounidense se vieron afectados por el vertido. Luisiana, con 540 kilómetros, es el estado más perjudicado.
Las pérdidas. La compañía petrolífera BP ha tenido pérdidas millonarias y dispuso un fondo de 20.000 millones de dólares para hacer frente a las eventuales indemnizaciones a los afectados.
El monstruoso vertido de petróleo que el pasado mes de abril se produjo en el Golfo de México fue culpa de la petrolera British Petroleum (BP), pero no en exclusiva. La comisión de expertos designada por el presidente Barack Obama para esclarecer el caso está a punto de presentar sus conclusiones y en éstas las responsabilidades están muy repartidas entre BP, sus contratistas y hasta el mismísimo gobierno, que en opinión de la comisión no reguló ni controló la seguridad de esta industria como debiera. La conclusión más alarmante de todas es que mientras no se corrijan estos riesgos «sistémicos», un accidente así puede volver a ocurrir en cualquier momento.
Desde el principio BP se «defendió» alegando que la culpa de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon no era suya sino de la compañía que suministró el cemento para asegurar el pozo y otros contratistas. En aquel momento todo esto se interpretó como una mera excusa para no afrontar inmensas negligencias. Finalmente los expertos pueden dar la razón, por lo menos en parte, a la compañía, que por el camino de esta crisis ha visto comprometidos su prestigio y su rentabilidad y hasta tuvo que cesar fulminantemente a su presidente ejecutivo.
Suben las acciones de BP
Finalmente los Reyes Magos han traído a BP menos carbón del esperado: las acciones de la petrolera empezaron a subir apreciablemente este jueves al trascender que el informe de 48 páginas de la comisión da por buena la teoría de que la tragedia fue la suma de muchas desgracias, no de una única negligencia aislada, y que los fallos implicaron a numerosas partes. Esto significa que el coste de los platos rotos también va a estar mucho más repartido.
En un primer momento se temió que la Casa Blanca exigiera a BP una compensación antológica para compensar a las víctimas por el vertido. Ahora cobran fuerza las estimaciones de Kenneth Feinberg, el abogado que gestiona el fondo de 20.000 millones de dólares creado por BP para hacer frente a las eventuales indemnizaciones, cuando dijo que a lo mejor con 10.000 millones podría ser a fin de cuentas suficiente.
El informe de la comisión identifica nueve decisiones erróneas que elevaron innecesariamente e irresponsablemente el riesgo de vertido, y por lo menos siete de ellas se tomaron en el seno de BP. Pero los expertos dan la razón a BP cuando denuncia que Halliburton no informó convenientemente de que las pruebas de calidad del cemento utilizado para asegurar el pozo indicaban que este podía ser inestable. Si a eso se le añade que BP uso sólo 6 centralizadores para estabilizar el pozo, en lugar de los 15 recomendados (¿habría reconsiderado esta imprudencia de dudar de la fortaleza del cemento?), tenemos una acumulación de riesgos abusivos que llevó a la pérdida de once vidas humanas e incontables daños materiales. Asimismo se concluye que Transocean, la compañía que operaba la plataforma, no formó adecuadamente a los trabajadores para hacer frente a peligros que ya se conocían.
Pero del rapapolvo no se salva en absoluto el gobierno de Estados Unidos, que ha querido aparecer como una víctima del vertido cuando en parte es también culpable del mismo. Desde el primer momento se criticó la existencia de regulaciones duras sobre el papel pero laxas en la práctica, con multas desfasadas para quien incumpliera las condiciones de seguridad y con las funciones de vigilancia reducidas al mínimo, cuando no a un vergonzoso compadreo con los ejecutivos de las compañías por parte de los mismos funcionarios que las tendrían que tutelar.
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