POR: JEAN-GUY ALLARD
Cuando al gobierno norteamericano, en El Paso , se le falla la memoria, pudiera recorrer a unos de sus ex agentes, tales como el agente CIA "Tony" Veciana, que sí se recuerda de sus crimenes.
En 1971, fue la CIA que informó a Antonio Veciana Blanch, diez meses antes de que tuviese lugar, de un viaje del Presidente de Cuba a Chile, le propuso encargarse de organizar un asesinato, le orientó que se realizara en el medio de una conferencia de prensa, y aseguró el transporte de las armas hasta Santiago en un vehículo diplomático norteamericano. Posada Carriles fue quién, después del fracaso de la operación, fue encragado de informar a la Embajada norteamericana, explicar lo que había pasado, y reintroducir con complicidad oficial, en territorio norteamericano, uno de los dos sicarios seleccionados por Orlando Bosch.
Todo esto lo reveló, lo confirmó, lo aseguró el propio Veciana que, con entonces 79 años, escogió en julio de 2007 confesar sobre las ondas del programa radial La Noche se Mueve del periodista EWdmundo García, en Miami, una parte de los crímenes que cometió, a lo largo de casi cinco décadas, por cuenta de los servicios de inteligencia norteamericana, en su guerra sucia contra Cuba.
Fundador de Alpha 66, identificado como cómplice del complot para asesinar a Kennedy, este matón formado en la Operación 40 fue condenado, en 1974, en Nueva York, por narcotraficante.
"Yo estaba en Bolivia trabajando para la USAID como asesor del Banco Central", explicó el jefe terrorista, al abordar el tema del intento de atentado de Chile, ocurrido en 1971.
Esa "ayuda al desarrollo" otorgada a Bolivia por esa agencia oficial de Estados Unidos vinculada, desde su creación, a actividades de inteligencia era amplia, revela. "Habíamos un grupo de cubanos… En el Banco Central, estaba yo como asesor bancario. En el Banco Minero, estaba Rafael Dalmau. En el Banco Agrícola estaba Charles Bacon que, a pesar de su nombre americano, era cubano de nacimiento, y la CIA tenía otros personajes trabajando dentro del Ministerio del Interior".
UN FUNCIONARIO DE LA CIA ME DICE QUE FIDEL VA IR A CHILE
Algun día, "un funcionario de la CIA me dice que Fidel va ir a Chile y me pregunta si estoy dispuesto a participar en la organización del atentado", cuenta Veciana. "Yo estuve cuatro años con base en Bolivia. Yo no había leído nunca que Castro iba a Chile. Hasta que me llamó desde Perú alguien de la CIA".
La agencia norteamericana se encarga de coordinar el contacto con carabineros chilenos que conspiran contra el régimen democrático del socialista Salvador Allende.
"Me informó que yo podía tener confianza en las dos personas que me iban a visitar de parte de los carabineros de Chile".
¿Donde Veciana buscara entonces el apoyo que necesita? En Miami, por supuesto. Ahí está la gran reserva de matones y conspiradores constituida por la CIA desde años. Y encabezando impunemente esta jauría de terroristas, están sus socios de Alpha 66, con oficinas en Flager Street.
"Yo mande un telegrama en clave a Alpha 66… Aquí hay personas todavía que pueden aseverar eso… Para ver si había hombres de acción dispuesto a funcionar".
Veciana decide finalmente viajar a lo que sigue, hoy día, el santuario del terrorismo continental.
"Andres Nazario (Sargent, entonces Jefe de Alpha 66) me recibió… Entrevistamos a varias personas".
Todos los candidatos se dan cuenta que, al proponerles participar en un atentado contra Fidel Castro, se les pide el suicidio.
"No estaban dispuestos a dar sus vidas".
LOS "ASESINOS": EL ISLEÑO DOMINGUEZ Y MARCO RODRIGUEZ
Veciana regresa, decepcionado, a Bolivia después de cuatro días.
Sin embargo, cuenta, un nuevo mensaje en clave de Sargent pronto le llegara, anunciando que se había encontrado a dos individuos dispuestos a sumarse al complot.
"Regrese a Miami… Las dos personas pertenecían al grupo de Orlando Bosch.
Habian trabajado con Poder Cubano (el grupo de Bosch) y en la CORU: eran "El Isleño" Domínguez, creo que su nombre era Antonio, y Marco Rodríguez. Yo les propicie todas las formas para ir a Venezuela, y en Venezuela, hay ciertos funcionarios de Venevision que me dieron todas las facilidades".
El plan era de convertir a los dos matones en camarógrafos de Venevisión para luego infiltrarlos en una conferencia de prensa del Presidente cubano en Santiago de Chile.
¿De quien era la idea? De la propia CIA, confirma Veciana.
"Ellos sugirieron lo de la camara… sugirieron hacer el atentado aprovechando la conferencia donde iba a haber 600 o 700 periodistas".
Personal de la CIA participó en la preparación del atentado: "Después se fue complementando con las personas que, como expertos, fueron recomendando: se puede hacer esto, no se puede hacer esto…"
"Teníamos quién conocía como se desarrollaban las conferencias de prensa que daba Cuba: posiblemente las personas que vayan al acto, iban a tener que dejar las cámaras en la antesala y las iban a revisar. Pero usando un arma pequeña y escondiéndola en cierto sector de la cámara, cuando ellos pongan a correr, no va ser detectado el arma", confiesa.
Así fue cómo Domínguez y Rodríguez "fueron entrenados como camarógrafos… y les conseguí las credenciales de Venevision".
Al contestar a una pregunta, Veciana precisa: "Venevision siempre fue de Cisneros… Estaba manejado por cubanos que radicaban en Venezuela…"
La preparación de los dos terroristas es minuciosa.
"Hubo que entrenarlos porque como eran cubano, tenían que conocer el lenguaje venezolano… Estuvieron en Caracas alrededor de 60 o 90 días entrenándose para que sean indetectados como cubanos sino como venezolanos", indica.
Se le pregunta entonces a Veciana: "¿Estas dos personas tenían entrenamiento como disparadores, como killers, como asesinos?"
El septuagenario contesta con un sorprendente candor: "Bueno, yo le diría asesinos".
"Eran hombres de acción del Poder Cubano que habían trabajado con Orlando Bosch".
Los dos "asesinos" llegaron a Santiago de Chile, "mucho antes de que Castro estuviera llegando, es decir ellos estaban ahí y empezaron a hacer entrevistas al gobierno de Chile, como si fueran periodistas venezolanos".
Al empezar la entrevista, a una primera pregunta sobre el tema del atentado de Santiago, Veciana contestó: "Yo no fui a Chile".
Pero al embullarse con su relación de los hechos, de repente, lo cuenta todo de su estancia en este país.
"Si, como no, yo estuve en Chile", se exclama de repente y añade una extraña revelación.
EN UN CARRO DIPLOMATICO NORTEAMERICANO… ¡CON LAS ARMAS!
"Yo salí de La Paz a Lima en un carro diplomático de la embajada de Estados Unidos con las armas", admite de repente Veciana al señalar que otros agentes norteamericanos salieron de Lima para ir a Santiago de Chile a sumarse al plan.
"Habíamos rentado en la calle Huerfanos, en Santiago, el apartamento donde ellos (Domínguez y Rodríguez) iban a pasar como simples periodistas y nos encontramos en algún lugar de la frontera entre Chile y Perú y recorremos desde Arequipa, Tacna hasta Santiago".
"Estando ahí, yo tenía una base de apoyo mínima de tres personas que solamente sabían lo que se estaba preparando, cuando yo necesitaba cierto movimiento".
"Yo aprendí a hacer compartimentos dentro de mis actividades anticastristas", precisa como para indicar que dejo a Posada desinformado.
La conspiración, al final, fracasa. Domínguez y Rodríguez "se intimidaron".
Marco Rodríguez tenia una condena pendiente de cinco años en Estados Unidos. "Estaba bajo fianza cuando yo me lo llevo del país para Venezuela", indica Veciana.
"Entonces ahí aparece Posada Carriles. El hombre que va a la Embajada norteamericana y explica la situación que hay y explica todos los detalles, es Posada Carriles".
"El fue el hombre que lo trajo (a Miami) en el avión y lo entrega aquí a las autoridades….", confiesa Veciana.
En El Paso, no se hablará de esto. La CIA, la Fiscalía "antiterrorista" norteamericana y el propio gobierno norteamericano, cuando se habla de esto, padece de amnesia crónica. ¿Como no se van a recordar de quién con tanta confianza visitaba ·la Embajada" para "explicar" el caso de un asesino prófugo y resolver el problema con tanta celeridad?
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