La caída en desgracia de Gadafi  
Black Agenda Report
| Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas | 
Muammar Gadafi fue  una vez la pesadilla de Occidente, pero en la última década había  buscado un “apaño” con el imperialismo. Desde el 11 de septiembre,  “Gadafi ha parecido más preocupado por el fundamentalismo islámico…que  por las maquinaciones europeas y estadounidenses.” Los servicios  secretos de EEUU puede que hayan actuado o no contra Gadafi, pero con  toda seguridad aprovecharán cualquier oportunidad. 
“Gadafi  claramente había alcanzado un acuerdo con EEUU y los hombres ricos de  Europa.” 
Muammar Gadafi saltó a la escena mundial cuando él y  otros jóvenes oficiales echaron a patadas a un rey llamado Idris, quien  le había cobrado a las corporaciones extranjeras los precios más bajos a  nivel mundial por succionar la riqueza petrolera del país. Eso fue en  1969. Cuando tuve mi encuentro con Gadafi, 40 años más tarde, a  finales de octubre de 2009, aún se llamaba a sí mismo un socialista y  jurado enemigo del capitalismo, e impulsaba su Libro Verde como  una guía universal a la justicia social. Pero Gadafi claramente había  alcanzado un acuerdo con EEUU y los hombres ricos de Europa. Tipos de  las corporaciones, blancos y asiáticos, se veían por todas partes en  Trípoli, la capital, la cual se encontraba rebosante hasta los topes con  proyectos de construcción llevados a cabo por extranjeros para  corporaciones extranjeras. Libia y sus seis millones de habitantes se  habían vuelto un “destino” de las corporaciones con todas las de la ley,  y las fuerzas armadas de Gadafi estaban en colaboración constante con  las fuerzas de choque de la maquina de guerra imperialista de EEUU.  Gadafi podía decirles a sus visitantes en su enorme tienda de campaña  personal en el campamento militar en la ciudad que seguía dedicado a la  destrucción del “capitalismo,” pero Washington, Londres y París no  parecían muy preocupados. 
Desde el 11 de septiembre, Gadafi ha  parecido más preocupado por los fundamentalistas islámicos como los de  la vecina Argelia cuya supresión costó 200.000 vidas que con las  maquinaciones estadounidenses y europeas. Ha coordinado maniobras  militares con los estadounidenses en la región del Sahel en África del  Norte, y trabajado estrechamente con la CIA para descubrir elementos del  tipo de Al Qaeda. En 2008, Condoleezza Rice estuvo en Trípoli. “Estoy  deseando escuchar la visión mundial del líder,” declaró. Gadafi ya había declarado su amor  por la mujer a la que llamó “Leeza,” su “querida afroamericana” quien,  dijo, “se reclina y le da órdenes a los líderes árabes.” 
“La  peor consecuencia posible de la crisis libia sería que EEUU encontrara  una manera de intervenir.” 
En 2009, el año que visité Libia  con una delegación encabezada por la antigua congresista y candidata  presidencial del Partido Verde Cynthia McKinney, Gadafi acababa de  firmar un acuerdo “histórico” sobre cooperación militar y diplomática. El  Comando para África de EEUU, AFRICOM, y Libia se comprometieron a  trabajar juntos en temas de mantenimiento de la paz, seguridad marítima,  contraterrorismo y seguridad y estabilidad africana. 
Sin  embargo, allí estaba Gadafi en televisión el martes, sin parecerse en  nada al más bien sereno hombre mayor que me había encontrado en la gran  tienda de campaña hacía 16 meses, bramando que estaba siendo asaltado  por una combinación de EEUU y militantes islámicos. En ese sentido sus  palabras sonaban mucho como las últimas declaraciones públicas del  antiguo presidente egipcio Hosni Mubarak, antes de fuera sacado a  empujones de escena. Gadafi menospreció a sus oponentes tachándolos de  ignorantes ingratos que no sabían nada de las glorias del país, o se  trataba de personas que simplemente estaban bajo los efectos de  alucinógenos. Su hijo, Seif el Islam Gadafi, había amenazado previamente  a los libios con la guerra civil. Ambos, padre e hijo parecían fuera de  la realidad, fuera de control y obsoletos. Lo que significa que el  pueblo libio está en peligro. 
Pero no hay mayor peligro para la  independencia y soberanía de la gente que el imperialismo de EEUU, que  no tiene ningún respeto por los derechos de nadie. La peor consecuencia  posible de la crisis libia sería que EEUU encontrara una forma de  intervenir. Nada que Washington haga puede beneficiar de ninguna manera  al pueblo libio, que debe resolver sus propios problemas. 
Fuente: http://www.blackagendareport.


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