miércoles, 23 de febrero de 2011

EL CHINO DOMINGUEZ Y FALSO PAQUISHA‏

En el verano de 1981 fuerzas ecuatorianas ingresan a territorio peruano en la Cordillera del Cóndor, el Instituto Geográfico Militar hace el mosaico aerofoto gráfico de la zona demostrando al Presidente Belaúnde, que era territorio peruano el que estaba ocupado por tropas de ese país. La decisión política fue desalojarlos hasta alcanzar la línea de frontera.

Al tener conocimiento por la prensa internacional de ese hecho, vine al Perú, estaba trabajando en el extranjero, me entrevisté con mi antiguo jefe el General Fernández Maldonado, que era Senador, sugiriéndole que “convenciera al Grl Hoyos” para cruzar frontera y tomar prenda territorial, de esa manera dejar saldado el problema del reclamo ecuatoriano de una vez por todas. Puse al servicio de nuestras FFAA el conocimiento de la situación económica que tenía sobre Ecuador en razón de mi cargo internacional y me ofrecí como voluntario para estar en la primera línea de combate.


No sé si se llegaría a entrevistar Fernández Maldonado con Hoyos, pero la respuesta que recibí fue negativa, al decirme que “Hoyos, bajo ninguna circunstancia actuaría sin una orden presidencial”. Expresé algo que le cayó como “chicharrón de cebo” a Fernández Maldonado, le dije que si los generales tienen miedo los subalternos no.


Establecí contacto con algunos oficiales valientes y patriotas, entre ellos el Mayor M. Rezkalah y el Crl. L.Villacorta, ambos coordinaron con otros oficiales del sector Túmbes, habían servido en la zona y conocían perfectamente esa frontera. Ubicaron oficiales amigos y patriotas que estuvieran sirviendo en el TON (Teatro de Operaciones Norte), como condición “sine quan nom” para esta convocatoria, debían demostrar una comprensión elevada del problema limítrofe y un valor más allá del deber. Al ubicarlos uno a uno, todos estuvieron de acuerdo con cruzar frontera y tomar Machala como prenda territorial, para exigir el cumplimiento del Protocolo de Río de Janeiro y dar por terminado el problema limítrofe.


Hechas las coordinaciones respectivas, yo, debía viajar a Tumbes, para ese efecto me acerqué al director del diario “ Marka” a quien había conocido en la época de Velasco, Guillermo Thorndike, en forma reservada le explique el problema de tener seguridad en llegar a la frontera, burlando a los servicios de inteligencia, para hacer lo que estaba concebido, le pedí mantener en confidencia esa información, comprendió plenamente la magnitud del asunto, encargando a sus dos mejores estrellas el “Chino” Domínguez y Gilberto Hume, ambos se jugaron el “pellejo” por la patria y por nuestra nación.


Al llegar a Tumbes bajo la condición de Corresponsal de guerra, con mis amigos periodistas, no sólo de “Marka” sino de los otros medios, me permitió establecer los contactos y afinar la operación.


Como siempre algún traidor que no falta paso la información y esta vez supe que fue un mayor que había sido de mi promoción, fue quien delató el plan al General Juan Schrot Carlín, Comandante General de la Primera Región Militar.

La operación “prenda territorial” estaba prevista para el 06 de febrero, en la noche del 05, al promediar las 21 horas, un grupo de agentes de la policía nos detuvieron al Chino Domínguez, a Gilberto Hume y a mí. En forma inmediata me separaron y llevaron a un interrogatorio, las consecuentes amenazas y toda la metodología que se usa para “asustar”, fue aplicada, sin lograr que emitiera ningún nombre ni delatara a nadie, luego me enteré que al Chino Domínguez y a Hume, en base de su prestigio como periodistas y el reclamo del gremio, fueron puestos en libertad, ellos en forma inmediata indagaron y reclamaron mi presencia en forma enérgica y con riesgo para su seguridad personal, por ello eternamente tienen mi agradecimiento.


El General Juan Schrot Carlìn, ordenó mi traslado a Piura, encargando a la policía de investigaciones esa misión, un oficial de apellido Fuentes, me dijo “Mi, Capitán me ordenaron del Cuartel General del Ejército, que usted sufra un accidente y no llegue a Piura, luego darían a conocer las causas de su muerte”, me dijo que él no estaba de acuerdo con esa decisión y que mentiría afirmando que yo los sorprendí causando un accidente del vehículo en que viajábamos y me fugué, asumiendo el oficial Fuentes la responsabilidad de lo que podría suceder.


A partir de esa fecha, quedó una amistad muy cercana con el “Chino”, cuando venía a Lima, lo ubicaba para intercambiar ideas y chistes, junto con ese otro pro hombre de rectitud y sinceridad que es Constante Traverso. Queda el Queirolo como mudo testigo de horas amicales pasadas bajo su hechizo mágico de buen conversador.


Siento no haber estado en Lima para acompañar tus restos en este infausto día, estoy seguro que me disculparás


Gracias Chino por haber contado con tu amistad, cuando la hora me llegue estoy convencido que nos encontraremos y buscaremos otro Queirolo en el más allá, esperando que se nos una C. Traverso, con seguridad llegará alegre y con su chispa encendida.
Hasta siempre querido amigo

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