lunes, 14 de febrero de 2011

TESTAMENTO APRISTA

Los decretos de urgencia 01 y 02 del mes en curso, son la expresión de última voluntad de un gobierno que agoniza. Esta última voluntad también puede ser vista como el intento final de llenar la caja grande, que en los gobiernos corruptos producen las obras públicas, especialmente aquellas improvisadas, libradas de todo control e implementadas “a la prepo”.

Los decretos mencionan la necesidad de culminar en pocos meses proyectos que cuentan con un nivel de avance “sustancial”, lo que es muy subjetivo; en cinco carreteras con rumbo desconocido, por ejemplo, ni siquiera se señala trazos ni kilómetros sino tramos “a establecerse” por el MTC; la prefactibilidad desplaza  a la factibilidad como requisito obligatorio; se establece el silencio administrativo positivo del Estado a favor de sí mismo; se imponen servidumbres forzosas como quien reparte volantes; se concluyen plazos en 3 días para esconder irregularidades; se dispone colocar banda ancha en lugares “de preferente interés social” (sic); se impide que opinen los cientos de distritos afectados que carecen de Internet; se excluyen del debate público proyectos fundamentales como la privatización de la isla San Lorenzo; y se declara prácticamente inaplicable para estos proyectos La Ley General del Ambiente. O sea, retornamos a la más brutal expoliación de nuestros recursos naturales, entre otras barbaridades.

Es evidente que el Apra, fiel a su costumbre, quiere salir “pateando”. Un canal de televisión abierta ha caído en sus manos groseramente chantajeado. Mientras, a diario emiten disposiciones que aseguran la estabilidad de los miles de “compañeros” zampados a la planilla estatal en 5 años de copamiento.

Los que llegan encontraran terreno minado, y sorpresas por todos lados.

Pero en este caso concreto, la responsabilidad final está en los congresistas de hoy que no pertenecen al Apra. Porque ellos conforman la mayoría en el Congreso, tienen sus propios candidatos a la Presidencia y saben que cuentan con los votos para convocar un pleno a fin de derogar ipso facto los decretos de marras. Buena oportunidad para que con hechos y no solo con palabras demuestren que sus promesas de cambio se anticipan a la victoria que anhelan y que no se dejaran convertir en albaceas del testamento aprista.

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